Alma de Cristo es una oración que todo el mundo debería rezar y meditar a menudo. Pocas oraciones hay tan bonitas como el Anima Christi o Alma de Cristo. San Ignacio de Loyola la incluyó en los Ejercicios Espirituales y por eso muchos piensan que es el autor de la misma, aunque en realidad su origen es medieval. El origen de esta conocida oración se remonta a la primera mitad del siglo XIV, y fue enriquecida con indulgencias por el Papa Juan XXII en el año 1330. Prácticamente todos los manuscritos concuerdan con estos dos hechos, así que no existen dudas acerca de su exactitud.
Alma de Cristo,
santifícame,
Cuerpo de Cristo,
sálvame,
Sangre de Cristo,
embriágame,
Agua del costado de Cristo,
lávame.
Pasión de Cristo,
confórtame,
Oh buen Jesús,
óyeme,
Y dentro de tus llagas,
escóndeme,
No permitas que me aparte de ti.
Del enemigo,
defiéndeme,
En la hora de mi muerte,
llámame,
Y mándame ir a ti,
para con tus santos Te alabe,
por los siglos,
de los siglos amén.