Hay muchas maneras de hacer el Vía Crucis. La tradición cristiana nos exhorta a contemplar las diferentes etapas o momentos que Nuestro Señor sufrió durante el trayecto desde el lugar de la flagelación al Gólgota, lugar de la crucifixión. Se proponen a continuación las catorce estaciones de la tradición. Se pueden contemplar otras.
Quien asiduamente se dedica a este ejercicio de piedad acostumbrará su mente (blanco preferido de los ataques de Satanás) a pensar en otra clave: los sufrimientos de Jesús que vencieron al diablo que nos propone otro estilo de vida: placer. Quien se ve tentado por el diablo se dedique a este ejercicio para purificar su mente.
Se pueden usar las jaculatorias a continuación u otras. Lo importante es permear la mente con la Pasión de Jesucristo. Por tanto, el método que la Iglesia nos propone es él de la contemplación.
Oración Inicial
Señor, que la meditación de tu Pasión y Muerte nos anime y ayude a tomar la cruz de cada día y seguirte, para un día resucitar contigo en la gloria.
Amén
Por la señal, de la Santa Cruz de nuestros enemigos líbranos, Señor, Dios nuestro.
En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.
Amén.
Acto de Contrición
Señor mío, Jesucristo, Dios y Hombre verdadero, Creador, Padre y Redentor mío, por ser Tú quién eres y porque te amo sobre todas las cosas, me pesa de todo corazón haberte ofendido; quiero y propongo firmemente confesarme a su tiempo. Ofrezco mi vida, obras y trabajos en satisfacción por mis pecados y confío en tu bondad y misericordia infinita que me los perdonarás y me darás la gracia para nunca más volverte a ofender.
Amén.
Primera Estación: Jesús es Sentenciado a Muerte
Guía: Te adoramos, oh Cristo, y te bendecimos.
Todos: Que por tu santa Cruz redimiste al mundo.
Todos le piden a Pilato que suelte a Barrabás y condene a Jesús y así lo hizo.
Cada vez que juzgo y condeno a mis hermanos, es a Jesús mismo a quien lo hago; sin embargo, no acepto mis propios errores, soy tolerante con ellos y mi corazón muy duro para obedecer a Dios.
“Señor, ayúdanos a no juzgar con ligereza a los demás y a que nos esforcemos a ser limpios de corazón. Te pedimos fortaleza para los que injustamente están presos”.
Padre Nuestro, Ave María.
Guía: Alabada sea la Pasión y muerte de Nuestro Señor Jesucristo.
Todos. Y los dolores de su Santísima Madre al pie de la Cruz.
Guía: Madre llena de aflicción.
Todos: De tu Hijo, los dolores, graba en mi corazón.
Segunda Estación: Jesús Carga con la Cruz
Guía: Te adoramos, oh Cristo, y te bendecimos.
Todos: Que por tu santa Cruz redimiste al mundo.
Luego de ser cruelmente azotado, burlado y coronado de espinas, Jesús carga con la cruz camino al calvario, con mansedumbre infinita y sin protestar.
Todo sufrimiento que vivimos es una cruz que debemos llevar con resignación, sin renegar como Jesús lo hizo. Unamos nuestras pequeñas cruces de cada día al sufrimiento de Jesús. En Él encontraremos las fuerzas para sobrellevarlas.
“Señor ayúdanos a ser como Tú, pacientes en el sufrimiento, mansos y humildes de corazón. Señor, te pedimos por los que llevan cruces muy grandes”.
Padre Nuestro, Ave María.
Guía: Alabada sea la Pasión y muerte de Nuestro Señor Jesucristo.
Todos. Y los dolores de su Santísima Madre al pie de la Cruz.
Guía: Madre llena de aflicción.
Todos: De tu Hijo, los dolores, graba en mi corazón.
Tercera Estación: Jesús cae la primera vez debajo de la Cruz
Guía: Te adoramos, oh Cristo, y te bendecimos.
Todos: Que por tu santa Cruz redimiste al mundo.
Jesús cae por primera vez bajo el peso de la cruz que llevo a cuestas por nuestros pecados. Cada vez que pecamos hacemos más pesado el madero de esa cruz, cada vez que pecamos es una caída en nuestras vidas que nos hace perder el fervor en Dios y nos vuelve tibios de corazón.
“Señor, ayúdanos a vencer las tentaciones para no caer en el pecado. Te pido perdón por los que no te piden”.
Padre Nuestro, Ave María.
Guía: Alabada sea la Pasión y muerte de Nuestro Señor Jesucristo.
Todos. Y los dolores de su Santísima Madre al pie de la Cruz.
Guía: Madre llena de aflicción.
Todos: De tu Hijo, los dolores, graba en mi corazón.
Cuarta Estación: Jesús encuentra a su afligida Madre
Guía: Te adoramos, oh Cristo, y te bendecimos.
Todos: Que por tu santa Cruz redimiste al mundo.
Camino al Calvario, Jesús se encuentra con su madre, ella con su mirada y su presencia lo alienta a seguir.
Cada vez que estamos sumergidos en el pecado y en el dolor, María nos mira y nos quiere ayudar. No dudemos nunca en buscarla en nuestros momentos de desánimo y sufrimiento. Quien ama a Jesús, encuentra a María en el camino y quien ama a María, se encuentra con Jesús y por Él, su salvación.
“Señor, que tu Madre Santísima nos alcance de ti, aliento, calma y paz en todos los momentos difíciles de nuestras vidas. Te pedimos por todas las madres que tienen a sus hijos enfermos y oprimidos en el vicio”.
Padre Nuestro, Ave María.
Guía: Alabada sea la Pasión y muerte de Nuestro Señor Jesucristo.
Todos. Y los dolores de su Santísima Madre al pie de la Cruz.
Guía: Madre llena de aflicción.
Todos: De tu Hijo, los dolores, graba en mi corazón.
Quinta Estación: Simón Cirineo ayuda a Jesús a llevar la Cruz
Guía: Te adoramos, oh Cristo, y te bendecimos.
Todos: Que por tu santa Cruz redimiste al mundo.
Llegó un momento en que los soldados se dan cuenta del gran esfuerzo que Jesús hace en llevar la cruz y uno de ellos se compadece y obliga a un transeúnte llamado Simón de Cirene para que lo ayude a cargarla.
Llevar una cruz, era signo de humillación. Jesús nos enseña que debemos ayudar a otros a cargar sus cruces si es necesario, pero muchas veces no lo hacemos porque preferimos estar sumergidos en nuestros propios problemas y egoísmos.
“Señor, ayúdanos a servir con humildad y entrega a nuestros hermanos”.
Padre Nuestro, Ave María.
Guía: Alabada sea la Pasión y muerte de Nuestro Señor Jesucristo.
Todos. Y los dolores de su Santísima Madre al pie de la Cruz.
Guía: Madre llena de aflicción.
Todos: De tu Hijo, los dolores, graba en mi corazón.
Sexta Estación: La Verónica limpia el rostro de Jesús
Guía: Te adoramos, oh Cristo, y te bendecimos.
Todos: Que por tu santa Cruz redimiste al mundo.
Una mujer compadecida, sin importarle el maltrato que le dieran los soldados, se acerca a Jesús y limpia su rostro con un pañuelo y queda grabado su rostro en él.
Nosotros muchas veces nos detenemos de hacer el bien porque nos avergüenza el qué dirán los demás, nos fijamos en las apariencias. Decimos amar a Jesús, pero no hacemos nada por Él.
“Señor, que nunca nos avergoncemos por defenderte y servirte a través del prójimo”.
Padre Nuestro, Ave María.
Guía: Alabada sea la Pasión y muerte de Nuestro Señor Jesucristo.
Todos. Y los dolores de su Santísima Madre al pie de la Cruz.
Guía: Madre llena de aflicción.
Todos: De tu Hijo, los dolores, graba en mi corazón.
Séptima Estación: Jesús cae la segunda vez con la Cruz
Guía: Te adoramos, oh Cristo, y te bendecimos.
Todos: Que por tu santa Cruz redimiste al mundo.
Jesús ha avanzado un tramo más del camino, pero su cansancio lo va debilitando y vuelve a caer.
Muchas veces el Señor nos insiste en el evangelio a dejar la vida de pecado, porque con ello hacemos más pesada su cruz, pero consentimos mucho al pecado y no luchamos por salir de la tibieza, y no vencemos las tentaciones.
“Señor, que nos decidamos prontamente por dejar la vida de pecado, Te pedimos por los que sufren soledad”.
Padre Nuestro, Ave María.
Guía: Alabada sea la Pasión y muerte de Nuestro Señor Jesucristo.
Todos. Y los dolores de su Santísima Madre al pie de la Cruz.
Guía: Madre llena de aflicción.
Todos: De tu Hijo, los dolores, graba en mi corazón.
Octava Estación: Las mujeres de Jerusalén lloran por Jesús
Guía: Te adoramos, oh Cristo, y te bendecimos.
Todos: Que por tu santa Cruz redimiste al mundo.
Jesús se levanta y a pesar de que ya no puede más con la cruz, sigue. En el camino se detiene a consolar a unas mujeres que lloran por Él.
Con esto nos enseña que aun en nuestros sufrimientos debemos ser generosos con los demás, que no debemos mirarnos tanto a nosotros mismos, que tenemos que despojarnos de nuestras mezquindades aún en la adversidad.
“Señor, ayúdanos a reconocer que muchas veces hacemos grandes nuestros sufrimientos y eso nos impide servirte en las necesidades de los demás. Que dejemos de consentirnos tanto para ayudarlos”.
Padre Nuestro, Ave María.
Guía: Alabada sea la Pasión y muerte de Nuestro Señor Jesucristo.
Todos. Y los dolores de su Santísima Madre al pie de la Cruz.
Guía: Madre llena de aflicción.
Todos: De tu Hijo, los dolores, graba en mi corazón.
Novena Estación: Jesús cae por tercera vez con la Cruz
Guía: Te adoramos, oh Cristo, y te bendecimos.
Todos: Que por tu santa Cruz redimiste al mundo.
Jesús casi sin fuerzas cae por tercera vez bajo el peso de la cruz.
Incontablemente caemos en el pecado, nos sentimos muchas veces debilitados por la violencia, el orgullo, la envidia, la pereza, las pasiones desordenadas, pero no nos esforzamos por levantarnos. Jesús si se levantó por amor a nosotros. ¿Hasta cuándo no nos esforzaremos por levantarnos del pecado por amor a Él?
“Señor, ayúdanos a entender que el pecado nos destruye, que nos liberemos de él siendo más humanos con nosotros mismos y con los demás. Te pedimos por todos los enfermos”.
Padre Nuestro, Ave María.
Guía: Alabada sea la Pasión y muerte de Nuestro Señor Jesucristo.
Todos. Y los dolores de su Santísima Madre al pie de la Cruz.
Guía: Madre llena de aflicción.
Todos: De tu Hijo, los dolores, graba en mi corazón.
Décima Estación: Jesús es despojado de sus vestiduras
Guía: Te adoramos, oh Cristo, y te bendecimos.
Todos: Que por tu santa Cruz redimiste al mundo.
Se burlan de Jesús y le quitan la ropa. Lo avergüenzan ante todos y hasta se sortean su Túnica; estaban enceguecidos por la maldad. Jesús lo ve todo, Él es humillado por los soldados, pero calla, no reclama.
Muchas veces nosotros tampoco respetamos a nuestros hermanos, los despojamos de sus bienes, abusamos de ellos, vemos sólo nuestros intereses y si perdemos algo, nos quejamos tanto, porque vivimos aferrados a las cosas materiales y queremos consentir nuestros caprichos. Nos sobrevaloramos y sufrimos.
“Señor, ayúdanos a respetar y tratar a los demás como nos gustaría que nos traten; Líbranos de toda avaricia, que nos conformemos con lo que Tú nos das. Te pedimos por los que sufren pobreza, injusticia y desempleo”.
Padre Nuestro, Ave María.
Guía: Alabada sea la Pasión y muerte de Nuestro Señor Jesucristo.
Todos. Y los dolores de su Santísima Madre al pie de la Cruz.
Guía: Madre llena de aflicción.
Todos: De tu Hijo, los dolores, graba en mi corazón.
Undécima Estación: Jesús es clavado en la Cruz
Guía: Te adoramos, oh Cristo, y te bendecimos.
Todos: Que por tu santa Cruz redimiste al mundo.
En cada mano le atraviesan un clavo y con otro sus pies para fijarlo en la cruz.
No hay dolor físico más grande que este; y sin embargo Jesús lo soportó por nosotros. Luego, elevan la cruz y Jesús pende de esos clavos. ¡Cuanto dolor!, pero Jesús no se baja de la cruz. Cuántas veces nosotros estamos llenos de buenas intenciones que no se realizan porque nos falta decisión y desprendimiento para con el prójimo.
“Jesús, danos la gracia para cambiar y así servir al prójimo con amor de caridad. Te pedimos por los que sufren en las guerras y en las catástrofes”.
Padre Nuestro, Ave María.
Guía: Alabada sea la Pasión y muerte de Nuestro Señor Jesucristo.
Todos. Y los dolores de su Santísima Madre al pie de la Cruz.
Guía: Madre llena de aflicción.
Todos: De tu Hijo, los dolores, graba en mi corazón.
Duodécima Estación: Jesús muere en la Cruz
Guía: Te adoramos, oh Cristo, y te bendecimos.
Todos: Que por tu santa Cruz redimiste al mundo.
Jesús pasa tres horas en agonía, pero pide al Padre perdón por todos nosotros y entrega a su Madre a Juan y en él a todos nosotros. Luego muere en la cruz.
Lo hizo por amor a nosotros para que así queden perdonados nuestros pecados. Se convierte en nuestro Salvador; nuestro Redentor. Lo menos que podemos hacer es arrepentirnos de lo malo que hayamos hecho y pedirle a Jesús fuerzas para cambiar y ser buenos cristianos, alejándonos del pecado.
“Señor, perdona nuestros pecados, ayúdanos a apartarnos de toda ocasión de pecar. Te pedimos por los agonizantes”.
Padre Nuestro, Ave María.
Guía: Alabada sea la Pasión y muerte de Nuestro Señor Jesucristo.
Todos. Y los dolores de su Santísima Madre al pie de la Cruz.
Guía: Madre llena de aflicción.
Todos: De tu Hijo, los dolores, graba en mi corazón.
Decimotercera Estación: Jesús es bajado de la Cruz y puesto en brazos de su Madre
Guía: Te adoramos, oh Cristo, y te bendecimos.
Todos: Que por tu santa Cruz redimiste al mundo.
Jesús es bajado de la cruz y lo ponen en brazos de María.
¡Cuanto dolor para Ella! Nadie más que Ella puede entender los dolores que vivimos en cada sufrimiento. Ella trae consuelo, esperanza y paz en el dolor.
“Señor, que reconozcamos a tu Santísima Madre como nuestra Corredentora. Te pedimos que alivies el dolor de las madres que pierden a sus hijos”.
Padre Nuestro, Ave María.
Guía: Alabada sea la Pasión y muerte de Nuestro Señor Jesucristo.
Todos. Y los dolores de su Santísima Madre al pie de la Cruz.
Guía: Madre llena de aflicción.
Todos: De tu Hijo, los dolores, graba en mi corazón.
Decimocuarta Estación: Jesús es colocado en el sepulcro
Guía: Te adoramos, oh Cristo, y te bendecimos.
Todos: Que por tu santa Cruz redimiste al mundo.
Jesús nace pobre en un portal y muere pobre sin tener tumba donde ser enterrado. Se compadece de Él José de Arimatea, quien pide su cuerpo a Pilato para sepultarlo y se lo concede. Lo sepultan en una tumba nueva perteneciente al mismo José.
Pensemos cuántas veces nos cuesta resignarnos a la que tenemos y renegamos. También, pensemos en las veces que damos lo que nos sobra y guardamos lo mejor para nosotros porque no nos gusta compartir.
«Señor, ayúdanos a compartir con los demás con generosidad. Te pedimos por quienes sufren por la pérdida de sus seres queridos”.
Padre Nuestro, Ave María.
Guía: Alabada sea la Pasión y muerte de Nuestro Señor Jesucristo.
Todos. Y los dolores de su Santísima Madre al pie de la Cruz.
Guía: Madre llena de aflicción.
Todos: De tu Hijo, los dolores, graba en mi corazón.
Oración Final
Señor Jesús, Tu has dicho: “Venid a mí los que andáis cansados y agobiados que Yo os aliviaré”; después de meditar en tu Pasión y muerte en la cruz, te reconocemos como nuestro Salvador, ayúdanos a sentir dolor por nuestras ofensas, que nos propongamos confesarlas y luchar por alcanzar nuestra santidad siguiendo tu ejemplo de vida.
Oh. María Santísima, Madre de Jesús y Madre Nuestra, presérvanos siempre del pecado y de todo mal.
Amén.